sábado, 23 de janeiro de 2010

La foto de la pagina 330

El dia antes de volar de vuelta para Sao Paulo y aprovechando los precios irrisorios de los libros en California, adquiri la semana pasada, y por menos de 20 dolares, un volumen llamado The Holocaust Chronicle (A History in Words and Pictures) profusamente ilustrado. En su interior, aparte de gran numero de datos e informacion explicativa esperaba encontrarme con las habituales fotografias ya conocidas y ante las que, a fuerza de haberlas visto tantas veces y por el hecho de haber visitado ya algun campo de exterminio, creo estar si no inmunizado, al menos preparado psicologicamente. Sin embargo, y para mi sorpresa, en la pagina 330 me encontre con la escena mas inquietante y descorazonadora de las que he visto hasta hoy.
La foto en cuestion resume con una brutalidad aplastante el increible potencial de maldad y deshumanizacion que situaciones como la vivida en Europa durante la mitad del siglo pasado o mas recientemente en otras partes del planeta, acaba siempre por salir a la luz. No se trata de una de las habituales imagenes de campos de concentracion, ni tampoco muestra las fosas comunes con los cuerpos amontonados, apenas esqueletos, ni siquiera reproduce escenas de humillacion o de ejecuciones sumarias que acabaron con la vida de tantas personas, judios y no judios.
Un lector distraido creeria estar, al mirarla sin demasiada atencion, ante una escena desenfadada en la que dos mujeres parecen estar jugando, una de ellas, la mas joven, cargando en sus brazos a otra (su madre, su vecina?) como a la carrera, como participando, entre risas, de algun juego bobo de aldeanas.
Una mirada mas atenta y prestando una mayor atencion a las caras de las dos mujeres, revela lo que la escena realmente esta representando. En la foto una joven polaca, rubia y robusta, de unos treinta y tantos anos y aspecto saludable, se dirige sonriente hacia la camara cargando en volandas con otra mujer mucho mas vieja, probablemente una vecina del pueblo, que llora y mira a la camara con desesperacion.
El pie de pagina explica como la joven polaca esta entregando, literalmente, a su vecina judia; vecina que probablemente habia tratado de esconderse y salvarse ante la llegada al pueblo de la Gestapo con la mision de identificar y deportar a todos los judios de la localidad.
A juzgar por la expresion de la joven uno diria que esta participando de un concurso de esos idiotas que salen en la television en la que los participantes tienen que cargar con su companera de equipo para llevarla desde el punto A al punto B. Incluso podria tratarse de una de esas carreras o concursos entre vecinos que se organizan con motivo de las festividades por el patron del pueblo o el dia de la matanza.
A la joven polaca se la ve feliz y despreocupada, intimamente satisfecha por su aportacion desinteresada a la limpieza de su comunidad. Se trata probablemente de una, hasta la fecha, esposa y madre ejemplar, ciudadana que si existiera hoy seria ejemplo de urbanismo, convecina consciente de la importancia del reciclado y separacion de la basura segun se trate de residuo organico, vidrio o metal.
Por otro lado, la mujer que se ve levantada en el aire y transportada sin demasiado esfuerzo, como si en lugar de un ser humano fuera apenas un pelele de trapo o un maniqui, tambien esta mirando a la camara, tambien nos esta mirando, solo que en su cara hay lagrimas y desesperacion, el horror en estado puro. Aun lleva el delantal, como si la locura que ha caido sobre su pueblo y que se ha apoderado de sus vecinos gentiles la hubiera sorprendido -incauta- haciendo sus labores en casa o cocinando para su marido o hijos.

Un dia cualquiera de 1942. Alemania y la guerra quedan lejos. Como tambien quedan lejos Varsovia, Cracovia o Lodz de las que solo llegan noticias preocupantes. Una buena manana, la vida cotidiana se ve interrumpida para siempre. De repente se oye agitacion en la calle, algun grito, carreras, desesperacion y miedo que se instala en los ojos de la familia sentada alrededor de la mesa. Se miran sin reaccionar, como el animal sorprendido de noche en medio de la carretera e iluminado por los faros delatores, paralizado ante los focos durante segundos que se hacen eternos. Le sigue una secuencia delirante e irreal; Esconderse, huir de la Gestapo que acaba de llegar al pueblo con sus listas de nombres y direcciones, ser sorprendida y delatada por tus vecinos y conocidos -en el mejor de los casos, indiferentes a tu suerte- y ser entregada, arrancada de tu hogar y de tus familiares y verte cargada en volandas por las calles conocidas, ante los demas vecinos, ante la ciudad entera, sin tiempo de quitarse el delantal ni de retirar los pucheros de los fogones.

Lo mas grave de esta foto es que una vez has cometido el error de mirarla, nunca mas podras olvidarla. Al menos en mi caso.

De todo lo que la mirada de esta mujer nos esta diciendo prefiero no seguir hablando por mi propia salud mental. A-b-i-s-m-o serian las seis letras que mejor lo pueden resumir. Y si se puede sentir odio hacia quien solo has visto en fotos, eso es lo que siento en este momento ante la joven mujer polaca, vecina ejemplar de Swierze. Porque cada vez que la miro se me eriza el vello y siento escalofrios y tambien siento mia la desesperacion de su victima. Y quisiera poder rezar un kaddish por ella, quisiera creer que su final fue rapido y sin demasiado sufrimiento. Quisiera creer que esa foto se trata tan solo de un montaje y que las protagonistas son apenas actrices pagadas para la ocasion y que despues de posar para el fotografo comentan entre risas la situacion, amigas ademas de companeras de profesion, pensando quizas en un proximo trabajo.
Pero ante todo, quisiera que la joven polaca reviva ese dia nefasto una y otra vez todas las noches de su vida, que se vea como yo la estoy viendo hoy antes de dormir, sabiendo que un dia sera juzgada por su infamia. Y sobretodo, quisiera que en su hora final no conozca la piedad.
Cuando pienso en la foto de la pagina 330 la rabia me impide creer en la Humanidad.