quinta-feira, 14 de abril de 2011

Y..y...y...

Y como dice Nacha Pop, un dia cualquiera sin saber por qué, las calles están mojadas y... se acabó...no te apetece escribir mas. Y así, sin avisar, te das cuenta un buen dia en medio de alguna de esas actividades triviales que ocupan tu rutina, de que han pasado 3 meses desde que escribiste la última entrada de aquel grandioso proyecto y te entra un agobio que te lleva a optar entre dejarlo para siempre (suma y sigue en el cajón destartalado y polvoriento de los proyectos inacabados) o reunir ánimo y voluntad para hacer un último esfuerzo por continuar.

Y es que, como las folklóricas más rancias, se puede decir que me debo a mi público. Un público reducido, variopinto y maltrecho pero que, a pesar de mis traiciones, sigue siendo un público fiel. Familiares y seguidores incondicionales a los que mi fracaso no incomoda lo más mínimo, es más lo celebran sabiendo que la tierra prometida, el verdadero Parnaso del artista, lejos del prometido por los tele-evangelistas, es de los malditos. Y para aspirar a la grandeza hay que ser maldito, muy maldito, o por lo menos aspírar a serlo.

Total, que me hago el ánimo y, aprovechando un raro momento de inspiración, retomo con decisión el proyecto que no es otro que hablar y escribir sobre yo, mi, me y conmigo. Y de esta manera tan simple, consigo sentirme felíz como cuando voy a correr al salir del trabajo en lugar de caer en los brazos del sofá del comedor. La única diferencia es que aquí no hay beneficios fisicos. La satisfacción personal y la endorfina creada despues de haber corrido una hora se parece demasiado a la que siento tras releer el último post recién finalizado, ya corregido y retocado en su totalidad. Minucioso trabajo de relojería, te lo digo yo.

Si me preguntas qué ha pasado desde la última vez que escribí te podría decir que nada ha pasado (y no te estaría mintiendo) o también te podría decir que muchas cosas han pasado, tantas que no tengo ganas de enumerarlas (y con eso, tampoco estaría mintiendo).

Mucho y poco, todo me parece de una relatividad aplastante. Porque por ahí fuera realmente han pasado muchas cosas desde la última vez que me asomé a esta ventana (tan) indiscreta. Muchas de ellas son realmente insignificantes y de interés apenas doméstico, otras en cambio, de gran impacto en la vida de muchos y ninguno en la mía.
Ha habido revueltas populares en países imposibles, tiranos pintorescos que poco antes eran recibidos como líderes fueron derrocados por turbas enfurecidas de la noche a la manana, se produjeron terremotos y tsunamis, niños fueron masacrados y oí acerca de crímenes de los que le pone a uno los pelos de punta y haría palidecer a más de uno. En el fondo, nada tan terrible para mi como el drama de herirme en la uña del pie derecho y no poder correr durante un mes o la lenta recuperación de una tía-abuela que continua ahi contra todo pronostico, o la desazon que me asalta en los momentos mas inesperados ante la evidencia de que mis padres tambien envejecen in-exo-ra-ble-men-te.

Mi egocentrismo convierte lo macro en micro y lo micro en macro e insoportable. Preocupaciones por mi futuro, donde iré, ay-Dios-mío que-será-de-mí, la família, muy bien, gracias, el trabajo, que ahí está, mirándome de reojo, los viajes, muchos y variados, long-haul, short-haul, las ciudades y rincones remotos, que no hostiles, que he visitado, las personas que he conocido y añadido o no a al Facebook, películas que me han impactado y las que he olvidado al poco de salir del cine, libros que he consumido y los que me han consumido, cartas llenas de una pasión desconocida, desengaños y puñaladas dirigias directamente al corazón. Todo gira a mi alrededor como las caras deformadas que te devuelve el tunel de los espejos ondulados, secuencia de caras en atropellada espiral que se entremezclan con imagenes de lugares y sabores y objetos y sensaciones en un centrifugado que produce delírio y asusta.

Y por aquí seguiremos, agradeciendo a toda hora continuar vivos y en compañía de tantos, porque por muchos kilometros que pongas por medio, sigues aquí cerquita, junto a los que se quedaron y porque no, los que se fueron.

2 comentários:

  1. Un día cualquiera y sin saber por qué... em plantaré al teu costat, a Sao Paulo. Eixe parc continua sent el somni meu i del meu amic.

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