domingo, 13 de junho de 2010

La vida soñada

Cuando escribo sobre la vida soñada no me estoy refiriendo a la vida que me gustaria tener ni tampoco en lo que me gustaria verla convertida. Me estoy refiriendo a la vida que vivo durante mis sueños.
Para entender realmente la vida, la mia y la de todos, pienso que habria que considerar los dos planos en que ella discurre, la vida real y la vida soñada.
Si contamos con que de las 24 horas del dia duermo una media de 8 horas (contando las 6 o 7 horas diarias que duermo durante la semana y las añadidas durante las perezosas mananas prolongadas los fines de semana) se puede decir que una tercera parte de mis 40 años de vida la he pasado durmiendo.
El tiempo que me he pasado durmiendo suma en total unos trece años y medio, casi lo equivalente a una pubertad.
Durante esos trece anos he vivido situaciones insolitas, dramaticas, algunas que podrian considerarse limite e intensas. He llorado, he reido, me he sentido extremamente feliz y extremamente desgraciado, he presenciado autenticas revoluciones internas, recibido insolitas revelaciones y visitas inesperadas, he vuelto a reencontrarme con amigos y parientes que ya partieron o que no veia desde hacia mucho tiempo y a los que echaba intensamente de menos, he viajado a lugares increibles, paseado y callejeado por ciudades, algunas exoticas, otras sorprendentemente familiares a pesar de saber que no existen mas que en mis sueños.
Se podria decir que en todo ese tiempo he vivido y sentido con la misma intensidad que podria hacerlo despierto durante el dia, con la pequeña diferencia de no haberme siquiera movido de mi cama.
Una parte muy importante de mi vida es soñada unicamente y por tanto nunca podria ser contabilizada ni incluida en un resumen biografico. Cuando hacemos balance de la vida de alguien o escribimos su biografia, deberiamos contar no solamente la parte vivida en la realidad sino tambien la vivida durante los sueños. Las imagenes y situaciones oniricas, en su mayor parte surrealistas, como se podria esperar de un sueno, se alternan con encuentros y conversaciones tan reales o mas que las vividas durante el dia. La sensacion de realidad no se ve afectada por la anarquica libertad de esas imagenes. Son escenas que al verse libres de la esclavitud y limitaciones que impone la realidad gozan, como en el caso de los delirantes dibujos de los ninos, de una riqueza e intensidad ilimitada aun a riesgo de resultar ininteligibles y dificiles de interpretar a posteriori.
En honor de la verdad habria que reconocer que a menudo, lo que podria pasar por una imaginacion fertil no es en realidad mas que un plagio o inspiracion de esas situaciones ya vividas en sueños.
Afortunadamente, algunas de esas conversaciones y situaciones, con frecuencia las mas intensas o las mas recientes, encuentran la manera de sobrevivir al olvido una vez abrimos los ojos al despertarnos y tomar poco a poco consciencia de la realidad.
En esos escasos segundos de dondedemoniosestoy en que poco a poco tomamos medida de las coordenadas espacio-temporales que nos rodean, se disuelven progresivamente las imagenes sonadas, lugares, personajes y ultimas palabras pronunciadas que se desvanecen a toda velocidad como granos de arena entre los dedos. Curiosamente son esas sensaciones y sentimiento vivido las ultimas en abandonarnos.
Tengo la suerte de no recordad cuando fue la ultima vez que tuve lo que se dice una pesadilla. Probablemente ho haya tenido una pesadilla desde la adolescencia. Mi sueño, que nunca tarda en llegar una vez apagada la luz es, independientemente de como haya sido la jornada, intenso y profundo, en ningun caso agitado.
Es por eso que la mayoria de las veces al despertar del mundo de los suenos a la rutinaria realidad aun me invade una sensación agradable como de discreta felicidad.
Mientras las diferentes partes de mi cerebro comienzan a activarse y abandonan el modo stand-by con ahorro de energia de las ultimas 8 horas, ese sentimiento de casi-felicidad deja paso rápidamente a algo parecido a la nostalgia.
Para bien o para mal la realidad acaba por imponerse y las preocupaciones terrenales en forma de obligaciones y tareas que ya comienzan a formar fila en mi cabeza pendientes de acción al comienzo de una nueva jornada, no dejan espacio para la melancolia.

Um comentário:

  1. Josete, esas sensaciones son envidiables y connotan una muy buena salud mental. Mis sueños en cambio están llenos de reproches, culpa, miedos y oportunidades perdidas; de todo aquello que temo o no sé solucionar. A veces, al despertar, me alegro de haber vuelto a Guatemala.
    Un beso enorme. Alberto.

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