sexta-feira, 30 de outubro de 2009

Xavi

A Rodrigo lo conociamos simplemente de vista, sobre todo de verlo siempre por los rincones de la Facultad dandose el lote con su novia, una rubia delgada y alta como solo las pijas de la parte alta de la ciudad podrian ser (aunque luego resultaria ser proveniente de la menos noble, pero siempre digna y trabajadora, periferia valenciana). Ya nos habiamos encontrado varias veces con la misma escena. El bombon y lameton les llamabamos aludiendo a su constante intercambio de fluidos salivales.
En aquella epoca solia quedar con Tatin para comer en la cafeteria de Filologia aprovechando que sus clases de Derecho Civil tenian lugar en el edificio adjunto al nuestro (un pabellon prefabricado y que teoricamente era una solucion temporal al aumento de estudiantes pero cuya funcionalidad se estaba prolongando ya por mas de tres anos).
Con frecuencia nos los encontrabamos saliendo de la cafeteria, otras veces los veiamos deambulando como tortolitos por el hall de entrada o a la entrada o salida de clases.
Tatin y yo asistiamos siempre a la escena con desden y un ligero desagrado ante tamana exhibicion de fogosidad heterosexual, mirandoles de reojo al pasar y sin perdernos un solo detalle, sin duda deseando en el fondo ser nosotros, en lugar de la afortunada rubia, los receptores de sus carinitos y arrumacos. En una ocasion incluso osamos decir a su paso un provocador get a room, en ingles, confiando en que no nos entenderia y marcarnos un tanto a nuestro favor. Para nuestra sorpresa, se giro rapido al oirnos y al descubrirnos alejandonos discretamente nos dirigio una amplia sonrisa al tiempo que nos guino un ojo. Aquel dia nos quedamos tan desconcertados con su reaccion y desarmados con su blanca sonrisa que pienso que empece a amarle un poquito. Nunca mas tuvimos valor de hacer ningun comentario en alto y a partir de aquel dia comenzamos a buscarle con la mirada por la cafeteria al acabar de comer.
Un buen dia dejamos de ver a la feliz pareja. Pasaron varias semanas antes de que comenzaramos a encontrarnoslos de nuevo, esta vez por separado; A la rubia acompanada por un guaperas moreno con pinta de surfista igual de alto e igual de pijo que ella, y a el, solo o acompanado por algun amigo. Pena, penita pena canturreo Tatin en su habitual tono sarcastico el dia que percibimos la ruptura de la irritante (y encantadora) parejita.
Casualmente, un par de semanas despues fuimos formalmente presentados. Junto con algunos alumnos de otros cursos, Jes y yo nos habiamos lanzado al proyecto de crear una revista de colaboracion literaria y aprovechar para ganarnos las simpatias de Simon Cesar, laureado poeta local y profesor nuestro de Critica Literaria I. Tras haber colgado avisos por todos los tablones de anuncios de la Facultad de Letras, Historia, Psicologia e incluso los de la Universidad Politecnica, en los que convocabamos a los posibles interesados para una primera reunion, conseguimos reunir la nada despreciable cantidad de treinta voluntarios. Al poco de entrar en la sala que para tal fin habiamos reservado distingui su cabeza de pelo rubio y alborotado entre las diferentes personas que desde hacia ya un rato nos esperaban. Nuestras miradas se cruzaron y nos presentamos brevemente. Yo, Rodrigo, yo Xavi, que tal?
Como fuera que Jes y yo nos habiamos retrasado retirando los anuncios de la cafeteria procedimos a iniciar la sesion sin mas preambulos. Durante toda la reunion a penas tuve valor de mirarle directamente a la cara y no fue hasta que tras un largo debate en el que conseguimos ponernos de acuerdo en el titulo de la revista (Ventana de Babel) que superamos la timidez inicial. Creo que ya nos conocemos, no? me dijo con una sonrisa medio burlona mientras bajabamos por la escalera en direccion a la cafeteria. Si, respondi ligeramente ruborizado, me parece haberte visto por aqui alguna vez...

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