domingo, 23 de agosto de 2009

Llueve en Sao Paulo

Este fin de semana por fin lo pase en casa. Ya tocaba. Tras los viajes a Rio y la tournee por el Nordeste, he pillado con ganas un fin de semana en casita. Matt vino el viernes por la tarde y cuando llegue en casa ya pasaban de las 10 de la noche. Como viene siendo habitual los viernes por la noche, el aeropuerto nacional de la capital financiera y comercial del pais se satura por las numerosas idas y llegadas que preceden al comienzo del fin de semana por lo que el avion estuvo dando vueltas de espera durante casi media hora esperando que la torre de control emitiera finalmente su autorizacion para aterrizar.
Se habia quedado dormido mientras me esperaba y me recibio en pijama con la mirada adormilada y el pelo revuelto, sus rizos negros y descontrolados que a mi me chiflan y que el intenta en vano suprimir alisandolo con la secadora despues de cada ducha. Me encanto verle moviendose por la casa en pijama como si ya estuviera viviendo aqui y no a 500 kms de distancia. Su presencia y sus ropas despedigadas por la habitacion daban al apartamenteo un aire habitado y ciertamente hogareno.
Los 14 grados y la lluvia constante fueron excusa suficiente para no salir de casa ni apenas aventurarnos fuera de la cama desde el viernes noche hasta el domingo. Y es que es un gran placer eso de quedarte en la cama -enrolando, como dicen aqui- disfrutando tumbados viendo DVDs en la TV de la habitacion, frente a la cama, los dos bien apretaditos y calentitos -el, con sus inevitables calcetines de lana gruesa- y oyendo la lluvia incesante que cae y golpea las persianas metalicas de la ventana. Conste que yo nunca fui partidario de colocar television en la habitacion. Cosas de mi educacion, supongo. Desde pequeno, en casa siempre se nos habia motivado para la lectura en un intento de mis padres por evitar que nos convirtieramos en lo que llamaban ninos-teleadictos. Fuera comics (Asterix, Tintin, Don Mikis, despues la coleccion de Joyas Literarias de 15 ptas.) como ediciones juveniles tipo las aventuras de Los Cinco, Los Hollister, El Club de los 7 Secretos y otras series (colecciones enteras que sin duda deben estar acumulando polvo en alguno de los numerosos estantes atiborrados de libros que se extienden por toda la casa), el caso es que me pase la infancia leyendo y por esso, a diferencia de la mayor parte de las familias que conocia, la television siempre tuvo un papel poco relevante en nuestra casa. Me imagino que ese debio de ser el motivo principal por lo que debimos ser una de las ultimas familias de la ciudad en tener television a color primero y despues el tan deseado video (eso si, para cuando lo tuvimos ya era en VHS, que fue el formato que finalmente se impuso al Betamax y Video 2000, formatos que muchas de las otras familias que se nos habian adelantado ya habian comprado y que finalmente con la progresiva retirada de los video-clubs de las peliculas en esos formatos, no tuvieron mas remedio que sustitur).

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